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Hacia una diplomacia científica anticipatoria

Hellmut Lagos Koller, Jefe de la División de Ciencia, Energía, Educación, Innovación y Astronomía.

El acelerado desarrollo de la ciencia, la tecnología y el conocimiento, requiere una preocupación por nuevas competencias diplomáticas. En este sentido, uno de los desafíos para la diplomacia es vincularse activamente en los ecosistemas y agendas no tradicionales, que se construyen en la nueva era digital, relacionada con los procesos de I+D+i, reconociendo un estrecho vínculo entre la ciencia y la política, así como el rol estratégico que esta relación tiene hoy en el sistema internacional.

Tradicionalmente, la Diplomacia Científica se ha entendido como una forma de interacción entre el mundo de la ciencia y las relaciones internacionales que busca abordar desafíos globales mediante la colaboración científica y la diplomacia. Esta práctica involucra tres dimensiones principales: ciencia para la diplomacia, donde la ciencia contribuye a mejorar las relaciones internacionales; diplomacia para la ciencia, donde la diplomacia facilita la cooperación científica internacional; y ciencia en la diplomacia, donde los conocimientos científicos informan decisiones de política exterior (Royal Society, 2010).
Sin embargo, actualmente es pertinente incluir un cuarto componente a la comprensión de este concepto, el cual considera un acercamiento a los estudios de futuro y la capacidad anticipatoria del ejercicio diplomático para con el desarrollo científico y viceversa.

La Diplomacia Científica Anticipatoria tiene como objetivos prever los alcances de los desarrollos científicos y tecnológicos y tender puentes entre países con relaciones diplomáticas incipientes y/o diversificar las agendas con los socios tradicionales, convirtiéndose así en un poderoso instrumento de "poder blando” (Nye, 2005).

Por tanto, esta perspectiva se posiciona como una herramienta que utiliza evidencia científica para la toma de decisiones informada, a nivel político y diplomático. Potenciar la Diplomacia Científica Anticipatoria es crucial para abordar de manera proactiva los desafíos futuros y aprovechar las oportunidades emergentes en un mundo cada vez más complejo e interconectado.

Estrategia de Diplomacia Científica Anticipatoria

Teniendo como objetivo fomentar la cooperación científica internacional para enfrentar desafíos globales (Hill, 2024), establecer una estrategia de Diplomacia Científica Anticipatoria es una oportunidad para robustecer la vinculación de esta Cancillería con los diversos ecosistemas de las Ciencias, la Tecnología, el Conocimiento y la Innovación (CTCI).

Una estrategia en esta materia busca ampliar el reconocimiento de Chile, donde destaque por su capacidad para integrar la ciencia en su Política Exterior, promoviendo la colaboración internacional, la transferencia de conocimientos y la resolución conjunta de desafíos globales.

La gran diversidad de climas y ecosistemas en nuestro país, permite que sea un lugar perfecto para la investigación científica y, por tanto, para el desarrollo de una Diplomacia Científica Anticipatoria: Tenemos los mejores cielos, una gran cordillera; nuestro desierto en el norte y los campos de hielo sur son ecosistemas únicos a nivel global, así como nuestra proyección antártica y oceánica. Esta diversidad nos ha permitido como país asumir liderazgos internacionales en materia científica y diplomática.

En síntesis, la vinculación entre la diplomacia y la ciencia es un tema de frontera, que moviliza el trabajo de los organismos internacionales, universidades e investigadores, lo que requiere de una estrecha relación entre ambos mundos, que nos permita anticiparnos a los avances de los ecosistemas CTCI y vincularlos con la toma de decisiones estratégicas para nuestra Política Exterior. 

A nivel nacional y regional tenemos muchos desafíos, especialmente en lo que se conoce como “vigilancia tecnológica”, identificando y evaluando en una fase temprana las tecnologías emergentes y/o discontinuidades tecnológicas, que nos permita mantenernos a la vanguardia de los desarrollos globales, participando activamente en las discusiones sobre el desarrollo científico a nivel global, tal como los estamos haciendo hoy con la Inteligencia Artificial.

Una estrategia de Diplomacia Científica Anticipatoria es una necesidad actual para enfrentar los desafíos presentes y futuros de nuestra Política Exterior, así como una herramienta para fortalecer nuestra presencia internacional. 

Referencias:
  • Royal Society. (2010). New frontiers in science diplomacy: Navigating the changing balance of power. The Royal Society.
  • Nye, J. S. (2005). Soft power: The means to success in world politics. Public Affairs.
  • Hill, R. (2024). Anticipatory co-governance for human rights to sciences across knowledge systems.