Canciller participa en ceremonia de conmemoración de los exonerados del Servicio Exterior
Con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el canciller Alberto van Klaveren participó en la ceremonia organizada por la Asociación de Diplomáticos de Carrera (Adica) en memoria de los exonerados del Servicio Exterior durante la dictadura.
Durante el acto, realizado en el piso 17 del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Presidente de Adica, Fernando Guzmán, develó una placa y un cuadro conmemorativo. En representación de los funcionarios del Servicio Exterior exonerados, participó el excanciller Mariano Fernández, además de los exembajadores Marcia Covarrubias y Juan Pablo Lira.
“El golpe de Estado tuvo múltiples consecuencias, también en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y por esa razón creo que es fundamental reconocer el recuerdo que está haciendo la Adica, de cómo la represión también llegó a este ministerio, afectando a funcionarias y funcionarios de la Cancillería, que vieron interrumpidas, de manera muy abrupta, sus carreras. Y en algunos casos tuvieron grandes dificultades para poder reconstruir sus vidas profesionales”, subrayó el ministro.
“El 11 de septiembre de 1973, entonces, es una fecha muy significativa para nuestra Cancillería. A partir del golpe de Estado se instauró un régimen represivo y se favoreció a funcionarios y funcionarias que adherían al régimen y se descartó, sin más, a quienes eran considerados adversarios ideológicos de la dictadura”, agregó.
Tras el golpe, se hizo una purga que redujo en un cuarto la planta del Servicio Exterior, muchos de los cuales fueron apartados de sus cargos mientras cumplían funciones en el extranjero, pasando a un exilio automático y siendo acogidos por la comunidad internacional. La exoneración de funcionarios continuó hasta el final de la dictadura.
“Rendir este homenaje no es solamente reconocer su valor y dedicación, sino que nos recuerda la importancia de la convivencia y de la unidad de nuestro cuerpo diplomático, pese a la existencia de legítimas diferencias, que resultan del cultivo de los valores democráticos. Solo de esta manera podemos ser fieles representantes de los valores sobre los cuales se funda nuestra política exterior: la promoción de la democracia, el respeto al derecho internacional y la promoción y protección de los derechos humanos”, concluyó el canciller.