Relación bilateral
La relación diplomática entre la República de Chile y la Santa Sede tiene raíces profundas que se remontan al siglo XIX, cuando Chile, tras su independencia, buscó establecer vínculos formales con la Iglesia Católica. En 1840, ambas entidades formalizaron sus relaciones diplomáticas, convirtiéndose en uno de los primeros países de América Latina en hacerlo. Desde entonces, estas relaciones han sido constantes y caracterizadas por un alto nivel de respeto mutuo.
Uno de los hitos más destacados ocurrió en 1929, con la firma del Tratado de Letrán entre Italia y la Santa Sede, que restableció oficialmente el Estado del Vaticano. Chile reconoció inmediatamente la soberanía de la Santa Sede, reforzando sus lazos bilaterales.
En el ámbito histórico, es de destacar la mediación de la Santa Sede en el conflicto del Beagle entre Chile y la República Argentina en 1978. El Papa Juan Pablo II nombró al cardenal Antonio Samoré como mediador de este conflicto, resultando en la evitación de un eventual enfrentamiento armado entre ambos países y la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina (TPA). En 2024 se conmemoraron 40 años de la firma de este acuerdo en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
En 1987, el Papa Juan Pablo II visitó Chile, ocasión en la que hizo un llamado a la paz, la reconciliación y al respeto de los derechos humanos.
Posteriormente, la Santa Sede ha canonizado a dos santos de Chile: Santa Teresa de Los Andes en 1993 y San Alberto Hurtado en 2005.
En años recientes, las relaciones entre Chile y la Santa Sede han continuado fortalecidas, enfocándose en temas como el diálogo interreligioso y la promoción de la justicia social.
En 2018, el Papa Francisco visitó Chile, recorriendo las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique. En cada lugar, dirigió misas multitudinarias, encuentros con comunidades indígenas, jóvenes, y personas privadas de libertad, y reiteró su llamado a la paz, la justicia y la unidad.
Hoy en día, la República de Chile mantiene una misión diplomática ante la Santa Sede, y la Santa Sede, a su vez, mantiene una nunciatura apostólica en Santiago.