Política Exterior
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Palabras del Ministro
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Palabras del Ministro

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El objetivo país de transformar a Chile en un país desarrollado -planteado por la Presidenta de la República- requiere orientar nuestra política exterior a la búsqueda de nuevas oportunidades, en particular a la formación de nuestro capital humano en los principales centros del conocimiento del mundo.


Esta es una tarea que requiere, antes de todo, la convicción de que podemos lograrlo, de que estamos en condiciones para acortar camino, en el entendido que el principal pilar para un desarrollo sostenido es el mejoramiento de la educación, en todos sus niveles. Pero, como éste es un propósito que requiere tiempo, debemos apurar el tranco aprovechando la experiencia de países amigos que ya lo han conseguido.


En efecto, un atajo que han usado países que transitaron exitosamente al Primer Mundo ha sido el de masificar los intercambios de recursos humanos con las naciones más desarrolladas. Chile está avanzando en esa dirección, primero, al haber aumentado durante este gobierno en un 80% las becas de post-grado en el extranjero. Hemos hecho un esfuerzo también, todavía incipiente, de becas que igualen las oportunidades para acceder a doctorados en el extranjero por estudiantes de familias de bajos ingresos, de regiones y provenientes de la educación municipal subvencionada.


Pero, el gran paso lo estamos dando a partir del anuncio presidencial del 21 de mayo de 2008 de la creación del Fondo Bicentenario de Capital Humano, que implica la inversión de 6 mil millones de dólares en el extranjero, de manera de obtener unos 200 millones de dólares anuales de utilidades para ser destinados a la formación de jóvenes en carreras de pre y postgrado, así como al perfeccionamiento de profesionales y técnicos a través de pasantías en empresas que están a la vanguardia del uso tecnológico, y del perfeccionamiento de los formadores de profesores en Chile, a través de académicos visitantes.


Nuestra idea es superar el déficit de inversión en capital humano. Hemos subrayado que, hasta antes de la creación del Fondo Bicentenario, Chile enviaba sólo la décima parte de los estudiantes que Corea o Taiwán tienen en el extranjero, y apenas la mitad que Nueva Zelandia o Australia, corrigiendo por diferencias en población. Por eso es que pasaremos del envío de centenares a miles de jóvenes chilenos para que completen su educación en los mejores centros de formación, investigación y conocimiento del mundo.


Junto con ello, en el mismo propósito de lograr una transición más rápida a una economía del conocimiento, más dinámica y creativa, capaz de mayor crecimiento, facilitaremos la asociación directa entre universidades, centros de Investigación y empresas de nuestro país con aquellas regiones del mundo donde se generan las nuevas ideas y tecnologías, en un nivel de excelencia.


¿Qué papel cumplirá la política exterior en estos objetivos? Uno esencial, como es generar los vínculos y acuerdos entre Estados que catalicen ese esfuerzo que deberán hacer actores organismos públicos, pero principalmente, la sociedad civil.

 

Una muestra del camino que hemos emprendido es la serie de convenios que firmamos en la visita realizada en junio de 2008 a Canadá y California. En el primer caso se trata de un país afín a Chile, esto es una nación con diversas características similares a Chile, que ha logrado en las últimas décadas un alto y persistente crecimiento. En esta condición se encuentran países como Australia, Nueva Zelandia y Finlandia, que -al igual que Canadá- han expresado su disponibilidad para compartir su conocimiento.
De allí que luego de Canadá se inicia un trabajo similar con Australia y Nueva Zelandia, para llevar adelante planes de perfeccionamiento de capital humano, considerando los ámbitos en que destacan esos países.


Al mismo tiempo, buscamos cooperación con países como Reino Unido, Alemania e India, que probablemente se traducirán en similares programas de intercambio con ellos.

 

En el caso de California, es una experiencia muy indicativa de lo que queremos hacer, por cuanto es una región afín, muy parecida a Chile, pero que presenta un tremendo progreso, al punto que por sí sola es una potencia económica mundial, ejemplo en materia de eficiencia energética, descontaminación, aplicación de nuevas tecnologías y productividad. La idea es que estamos abiertos a explorar convenios con otros Estados de EE.UU. o de otros países que muestren disposición a intercambiar experiencias.

 

Ahora bien, este afán de nuestra política exterior de contribuir decididamente al objetivo de conseguir el desarrollo del país, por la vía de buscar acuerdos con los países del Primer Mundo, en nada opaca o reemplaza a nuestro declarada prioridad de actuar unidos con los países de la región de América Latina y el Caribe. Trabajaremos con mucho entusiasmo y en todas las instancias que corresponda para hacer realidad la integración en ámbitos fundamentales como el de la infraestructura, la energía y la protección social. Buscaremos junto con éstos la generación de un puente con Asia Pacífico y trataremos de concretar una asociación para el desarrollo con Europa. Asimismo, buscaremos ampliar y optimizar nuestros acuerdos comerciales.

 

Además, vamos a participar activamente en el máximo de instancias posibles en el ámbito multilateral, en la idea de hacer más humana la globalización, por cuanto sabemos que este fenómeno tiene sus luces en materia de expansión de la democracia, la economía, la ciencia, la tecnología, las telecomunicaciones y el transporte, pero también tiene sus sombras, como la multiplicación de los conflictos y amenazas como la inseguridad de las ciudades, la contaminación y la eventual ampliación de la pobreza y las desigualdades.

 

En este marco, los Estados deben configurar estrategias nuevas e innovadoras, que incluye la acción conjunta con países con objetivos similares. Hay que modificar las tradicionales estructuras y visiones de la política exterior, haciéndolas más flexibles y eficientes, de manera tal que se puedan aprovechar las nuevas oportunidades y hacer frente con éxito a los nuevos desafíos que surgen.

 

La situación de los actores tradicionales en el área de las relaciones internacionales -tales como los Estados y las organizaciones internacionales- se ha visto enfrentada a nuevos desafíos. Estos actores estatales o intergubernamentales deben compartir el espacio reservado por décadas exclusivamente para ellos con nuevos actores no gubernamentales en el ámbito internacional, entre los cuales se cuentan las organizaciones no gubernamentales, las compañías multinacionales, los centros académicos e incluso las diferentes agencias estatales.

 

El Ministerio de Relaciones Exteriores, que tradicionalmente canalizó prácticamente la totalidad de los contactos con los actores internacionales, seguirá cumpliendo el rol fundamental en el manejo de las relaciones exteriores de nuestro país. Sin embargo, debido a los crecientes contactos directos de entidades públicas y privadas con sus pares en el exterior, a nuestro Ministerio se le ha sumado la importante tarea de coordinar u orientar la función internacional que ellas realizan. Este rol adquiere especial relevancia, por cuanto debe dar coherencia, solidez y orientación a la política de Estado que en materia internacional establece la Presidenta de la República.

 

El presente documento tiene por finalidad, entonces, dar a conocer a todos los chilenos y chilenas los lineamientos de nuestra política exterior y reflexionar sobre las prioridades que como nación hemos establecido para los próximos años, en el entendido -como hemos dicho- que nuestros esfuerzos están destinados a lograr nuestro desarrollo, ojalá junto a los países con los que compartimos geografía, historia, cultura, idioma y problemas y aspiraciones.


En la primera sección del documento se identifican los principios de nuestra política exterior, pilares que sustentan y dan coherencia al actuar internacional de Chile. En la segunda sección se precisan los intereses de nuestro país en el ámbito exterior, que se refieren a aquellas áreas críticas para el desarrollo nacional que requieren del apoyo de la política exterior. La tercera sección establece las prioridades que se ha planteado el Ministerio de Relaciones Exteriores para los próximos años, sobre la base de la realidad que Chile enfrenta día a día y las proyecciones de futuros escenarios que deberemos enfrentar. Y, por último, la cuarta sección está dedicada a nuestro Ministerio, en el sentido de presentar la estructura que emplea el Ministerio para enfrentar los desafíos planteados por la política exterior.

 

En suma, la presente publicación, de carácter público, pretende reflejar, de la forma más clara posible, los principales elementos involucrados en la definición de nuestra política exterior y contribuir a la comprensión de nuestra labor por parte de la ciudadanía en general.

 

Alejandro Foxley Rioseco

Ministro de Relaciones Exteriores

 

 

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