Sala de Prensa
Usted está en:  Portada
La Política Exterior Hacia el Bicentenario: Desafíos Pendientes
Intervención del Canciller, Alejandro Foxley R., al intervenir en la inauguración del Programa de Política Exterior Chilena de la Fundación Ebert
Comparte :

Quiero agradecerle a la Fundación Ebert por esta invitación a exponer acerca de los desafíos de la política exterior hacia el bicentenario.

 

Lo que vamos a tratar de hacer de aquí en un par de años está dado bastante por lo que la Presidenta planteó el 21 de mayo. Pero, además, por ciertas circunstancias, que para nosotros nos abren una oportunidad significativa de focalizar más las cosas.

 

En política exterior siempre hay riesgo de mucha dispersión, porque hay demasiados desafíos, porque el mundo es muy complejo, porque hay demasiados continentes y demasiados países, entonces uno no puede decir "simplifíquenme este cuento". Esto es así no más.

 

UNASUR

 

Ahora, hay hechos que son, para nosotros, significativos en los próximos dos años. Uno es que producto de la reunión de Brasilia de los Jefes de Estado. Después de una discusión bastante prolongada en una reunión en Cuzco hace varios años, finalmente se decidió constituir la Unión de Naciones Suramericana (UNASUR). En Brasilia, se acordó un marco jurídico básico, de lo que se llama un acuerdo constitutivo, que obviamente tiene que ir a ser refrendado por los Congresos de los países.

 

Al mismo tiempo, esa reunión -para no esconder cosas- no estaba exenta de conflictos. Había bastantes conflictos entre los futuros miembros de esta Unión Suramericana. Y se nos planteó la idea de que la Presidenta Bachelet asumiera la Presidencia Pro-Témpore. Nosotros señalamos lo obvio, que para poder hacerlo primero había que tener una expresión explícita de los países, de que estaban dispuesto a dejar de lado las diferencias que estaba teniendo en ese momento, aunque eran muy legítimas; y, segundo, que hubiera un absoluto consenso en que asumiéramos esto.

 

Se dieron las dos condiciones y, por lo tanto, estamos ya derechamente elaborando un plan de trabajo para este tema de la UNASUR, que tiene componentes muy concretos.

 

Lo primero que tiene que hacer UNASUR, en un plazo de 30 días, es tratar de construir un consenso en torno a la Secretaría General, que se instala en Quito.

 

Yo he hablado varias veces con la Ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador. Ellos tienen ya la oficina por lo menos para la transición. Tienen unos recursos puestos para financiar las cosas de puesta en marcha y lo que hay que ponerse de acuerdo es en el nombre del Secretarios General. Nosotros hemos propuesto, como lo hice público, con acuerdo ya de un buen número de países, que Pablo Solón, de Bolivia, asuma la Secretario General instalado en Quito.

 

Después, nos gustaría que los Presidentes planteen en una conversación informal, entre ellos, un plan de trabajo bien específico.

 

Temas de Integración Prioritarios

 

Para nosotros, como Gobierno de Chile, las áreas que vamos a empujar con la mayor fuerza posible son tres: Energía, infraestructura y protección social.

 

Energía, las razones son obvias. Nosotros seguimos con la paradoja notable de que habiendo en la región en su conjunto una cantidad enorme de recursos naturales en el plano energético, habiendo países excedentarios en esto, hay otros muy deficitarios. Pero, no hemos logrado descubrir la rueda, en el sentido de que los que tienen los recursos los vendan al mejor precio posible y a los que les faltan los recursos los compren. Es decir, algo que es elemental, que es el ABC del curso 1.01 de Economía.

 

Vamos a seguir insistiendo majaderamente en que para eso ocurra y la cosa sea operativa, se requiere que haya -a los abogados les gustaría decir un Tratado Energético- por lo menos un marco jurídico común, en que todos estemos de acuerdo en que sirve, que es útil y que produce el resultado.

Nosotros deberíamos ser amistosos con cualquier empresa, de cualquier país de la región o de fuera de la región que quiera venir a invertir lo más que pueda y en el más corto tiempo posible en materia de energía.

 

Ahora, se podrá decir que esto está muy en el interés propio de Chile, pero en realidad también está en el interés de Brasil, de Argentina, de Paraguay, de Uruguay, etc. Y debiera ser el interés de los países también productores, porque los que necesitamos esto estamos dispuestos a pagar un precio lo más cerca, o lo más parecido posible, al precio que está en el mercado.

 

Ahora, ¿por qué esto no es posible, por qué esto no ocurre?

Ahí entramos a una visión más crítica de lo que ha sido el proceso de integración en América Latina, que ha estado siempre muy brillante en la retórica y todos estamos muy convencidos, desde el punto de vista del discurso, que esto es una tarea muy prioritaria. Pero, cuando tenemos que implementarla, empezamos a enfrentar todo tipo de dificultades.

 

No voy a entrar en detalle de eso, porque es largo y complejo. Solamente voy a decir que un elemento que no hemos podido despejar es que los problemas bilaterales de otra naturaleza, distintos al tema del desarrollo, que existan entre los países no se mezclen siempre y que no interfieran con la construcción de un futuro común para América Latina.

 

Este desafío supone pararse muy bien frente al resto del mundo, no sólo con mucha personalidad, con mucha fuerza, con mucha capacidad productiva, capacidad de innovación y a salir en los mercados en conjunto.

 

El mercado del Asia Pacífico está ahí, para tomarlo, y ninguno de nuestros países, aisladamente, va a poder llegar ni a un décimo de la primera pedida que nos hagan de algún producto los mercados de China, Japón, India, Corea, etc.

 

Por lo tanto, la integración energética parece obvia. Ha habido algunos avances: A partir de la reunión de Isla Margarita, hay una propuesta que se está analizando con nuestro Ministro de Energía en la idea de formar una especie de marco común. Nosotros queremos ir más allá y vamos a hacer algunas propuestas específicas, en campos específicos, sobre todo en energía renovable, que hemos estado viendo recién con Canadá, California y con Alemania y creemos que podemos ser un aporte ahí. No vamos a suministrar con energía renovable a nadie, porque lo primero que tenemos que hacer es ser capaces nosotros de producirla, pero creemos que nosotros podemos crear un Think Tank en la región, abierto a todos los países, para que pensemos cómo lo hacemos en conjunto.

 

Infraestructura es la misma historia. Pero, en este tema, tenemos que ser autocríticos, porque el año 2000 se firmó la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) y todavía no hay ningún Corredor Bioceánico terminado, no hay ningún Jefe de Estado que pueda recorrer de una costa a la otra, por uno de estos proyectos terminados. Entonces ahí hay un compromiso -escogimos uno, podríamos haber escogido cualquier otro- de un corredor bioceánico de Santos a dos puertos chilenos, pasando por Bolivia, y le estamos poniendo un real empeño para que eso se concrete en un horizonte razonablemente breve.

 

Y si hay otro, por Perú o por donde sea, que se vaya hacia delante. No puede ser que a estas alturas el comercio intrazonal en América Latina sea 17% del comercio total, mientras que el comercio intrazonal en Europa es entre 72 y 74% del comercio total, aún cuando ambos procesos de integración empezaron al mismo tiempo.

 

Hay algo que no estamos haciendo bien. Me he dedicado a mirar los números -el otro día en la presentación de un libro daba algunos números; no me voy a cansar de hacerlo- y el impacto que provocó en Europa cuando en el año 51 se firmó el acuerdo de carbón y acero y qué pasó en los años siguientes en materia de inversión. Es impresionante ver los números cómo subieron y es verdad que Europa tenía una historia mucho más larga en la construcción de vías, de canales, para hacer posible el flujo de mercadería, pero a partir del 51 eso cambió, cualitativa y cuantitativamente. Nosotros hemos firmado muchos documentos, papeles, normas, etc. y se nos pierde el objetivo central en la burocracia.

 

El tercer gran tema es la protección social. Entre paréntesis, cuando lo planteo me dicen "tú estás queriendo copiar a los europeos, cómo se te ocurre, acá hay que tener un proyecto nuestro". Claro que debemos tener un proyecto nuestro, pero tendríamos que ser ciegos para no entender que la gran intuición europea -yo diría casi entre las dos guerras, ahí empezó, y se afirmó después de la segunda guerra- fue que no va a haber democracia estable, ni crecimiento económico dinámico, si nuestras sociedades no son capaces de poner un piso que reduzca la vulnerabilidad de las personas y de las familias ante una vida extremadamente impredecible e insegura, como es aquella que ocurre en cualquier país que se abre al resto.

 

Este es un tema fundamental y la propuesta nuestra será súper simple, también para no darnos vuelta con teorías, y consiste en plantear un observatorio social en la región, en el que los Jefes de Estado y los Ministros miremos no sólo los indicadores del PIB anual, semestral, trimestral, anual, mensual y los IMACEC, los índices de precios y las tasas de interés, sino que nos inquietemos con indicadores sociales, anuales, semestrales, mensuales.

 

La idea es conseguir que la clase política y, sobre todo, quienes están en los Gobiernos y en los Parlamentos, vean paso a paso lo que está ocurriendo con el compromiso de reducir las desigualdades, de producir una red de disminución de vulnerabilidad, de generar oportunidades de empleo, sobre todo en los dos sectores que en América Latina están más perjudicados, que son el empleo en las mujeres y en los jóvenes.

 

Si nosotros lográramos que esos tres temas solamente se instalaran como temas reales y cuando se juntaran los Presidentes y nos juntáramos los Cancilleres y también los Ministros sectoriales, nos viéramos obligados a analizar cómo lo hemos hecho en este ámbito, creo que habríamos dado un paso muy importante en integración.

 

Integración Regional.No sólo Suramericana

 

A eso quiero agregar algo que para nosotros en Chile es muy fundamental y que es una convicción muy profunda, y es que todo este proceso lo hagamos el conjunto de países de América Latina y del Caribe, como se lo dije a un periodista que hoy me preguntaba por el "bloque" suramericano.

 

De hecho, en el acuerdo constitutivo de UNASUR hay una cláusula que establece el principio de asociatividad inmediata, de algún país del resto de la región que quiera hacerlo. Y hemos consensuado que después de un período de cinco años cualquier país asociado podrá ser miembro pleno y ojalá se establezca una especie de competencia en si es el Grupo de Río el núcleo o si es UNASUR o si es una convergencia de MERCOSUR con la CAN para que la integración latinoamericana sea una realidad más allá de la retórica, más allá de los acuerdos, en acciones específicas, concretas, medibles, de nuestros Gobiernos.

 

Y quiero complementar esto diciendo que ese elemento de integración, a nuestro juicio, debe tener un aspecto importante de cooperación sur-sur. ¿Por qué? Porque hay países en la región que han madurado mucho, respecto de cómo resolver problemas, como por ejemplo en la industria de Defensa, Brasil, por decir algo. Política sociales, a lo mejor Chile, Perú y otros países pueden hacer aportes importantes. México, claro no está por ahora en UNASUR, pero tiene programas sociales muy significativos. Cooperación sur-sur, es decir, programas de cooperación en que cambiemos experiencia, lecciones, aciertos y también fracasos y errores, entre la región.

 

Nosotros, es poco conocido, tenemos en este momento en marcha unos ochenta proyectos de cooperación de Chile con otros países de la región, varios en América Central, que están funcionando bastante bien. Otros, sobre todo con países vecinos, donde básicamente nosotros ponemos los recursos y, cuando lo piden ponemos los técnicos, y en algunos casos tenemos triangulación de recursos, con el Gobierno de Japón y con la Unión Europea.

 

Esta debiera ser una línea de trabajo muy importante en UNASUR y en todas las instancias en América Latina. Estamos ya suficientemente maduros para aprender unos de otros y para juntar unos pesitos, sacarlos del bolsillo y ponerlos para implementar estos programas.

 

La experiencia nuestra en esto es bien interesante, porque el impacto de esos programas va mucho más allá de lo que efectivamente ocurre, porque generalmente son en escalas reducidas porque no hay muchos recursos, pero el impacto de hacer creíble que estamos en esto juntos y que vamos a estar juntos por muchos años y décadas y de que nos importa lo que pase con el vecino o con el país que está más allá y que o es extender una mano o es llevar unos ingenieros o es promover el interés nacional también. O sea, cuando Brasil dice que quiere fortalecer la industria de Defensa en la región, hay un interés nacional de ellos, es legítimo. Y así, sucesivamente, o sea es una mezcla entre una vocación integracionista con un elemento de solidaridad y un empujar del legítimo interés de cada uno de los países de la región. En eso estamos y yo no quiero abundar ni entrar en detalle de cada una de las relaciones vecinales, pero ese es un tema fundamental.

 

 

Asia-Pacífico

 

El otro tema fundamental es el Asia Pacífico, ahí está el 60% de la población mundial. Esa región crece 8% al año, China crece a más de 10% al año. En China hay una clases media emergente impresionante, que le está dando, por ejemplo, un boom notable a la industria de la construcción en ese país. Ya hay allí 300 millones de personas de clase media, una clase media aspiracional, al estilo de la nuestra, que va a golpear a los bancos y que quiere crédito y que va a una multitienda sin saber cuánto paga de tasa de interés, porque quiere comprar, comprar y comprar.

 

Eso sólo nos abre un mercado para el tipo de producto de recursos naturales elaborados, productos de consumo, industria de alimentos, vestuario, calzado, muebles y otros. No es cierto que no podemos competir con China en eso. Si entramos en el nicho adecuado, sí podemos competir. Lo que nos va a fallar es la escala de producción y, por eso, las empresas nuestras solas no se la van a poder, van a tener que asociarse con brasileras, con peruanas, con colombianas, con argentinas, pero Asia Pacífico es, indudablemente, el futuro.

 

Cualquier estudio prospectivo que ustedes lean de los que se han publicado en los últimos seis meses por los súper expertos en el mundo les va a decir que en el año 2030 o 2040 China será la primera economía del mundo. Entiendo que ya pasó al número dos. Y, desde el punto de vista geopolítico, además de la fortaleza económica, se traslada un eje de poder político fundamental hacia allá.

 

Nosotros en Chile tenemos cierta ventaja, por un tiempo limitado, de entrar con mucha fuerza allá. Y la invitación que vamos a hacer, a través de UNASUR, Grupo de Río, etc. es a que lo hagamos juntos, con todos los países que tengan ganas de hacerlo. Esto es un win-win, es puro ganar, todos los que entramos juntos, todos ganamos, nadie pierde. Y vamos a tratar de transmitirlo con esa convicción.

Obviamente que ahí sí hay que levantarse y oponerse al ideológico. Si alguien dice "esto se hace sólo entre empresas estatales de la región", nosotros vamos a decir "no, esto se hace con todos los que quieran asociarse con nosotros".

 

Las palabras multinacional y transnacional, que han tenido una connotación negativa en América Latina, para nosotros no tiene ninguna y no va a tener ninguna. O sea, nosotros queremos asociaciones público-privadas, queremos empresas privadas que estén dispuestas a asumir esto. Vamos a definir, por supuesto, los términos más estratégicos de cómo entrar en ese mercado, pero yo estoy ahí con lo que dijo Michael Porter esta semana acá en Chile. Lo leí después -yo no estaba acá- y estoy súper de acuerdo. Lo que hace falta en nuestros países es una visión más estratégica concordada entre los que deben ser los actores públicos, privados, universidades, centros de investigación y esto tiene que ser también transnacional, empresarios de uno y otro lado, centros de investigación. Tenemos que aprender a hacer estas cosas en conjunto.

 

Acuerdos Comerciales

 

Nosotros vamos a seguir en el tema, que ya está casi cerrando un ciclo, que es el de los famosos acuerdos comerciales y que alguna gente los critica. Incluso dentro de esta muy plural Concertación que tenemos, a mí me apuntan con el dedo y me dicen "tú eres un maniático de los TLC, porque partiste el año 90 con México y Estados Unidos y no se qué...". Es una etapa que ha funcionado, para nosotros muy bien, tenemos 56 países con TLC con nosotros, que es el 86% del PIB mundial y que ya representa más del 80% de nuestro comercio. ¿Por qué vamos a arrepentirnos de eso? ¡En ningún caso! Estamos completando el ciclo, vamos a ir a fines de julio a Australia, que se habían resistido mucho a un TLC, pero finalmente lo firmó con bastante entusiasmo y creo que vamos a tener una buena visita a Australia y a Nueva Zelanda.

 

Objetivos Multilaterales

 

En el tema multilateral, Chile tiene una larga tradición en sus gobiernos democráticos, de tratar de ser un buen ciudadano en todos los organismos multilaterales.

 

Es impresionante, entre paréntesis, la afinidad con países como Canadá en esta materia, con los escandinavos. ¿Por qué? Porque todos somos países chicos, no somos tan grandes como para amenazar a nadie, pero no somos tan marginales como para que nuestra voz no se escuche en absoluto, se nos escucha un poco, un poco más allá del tamaño que tenemos. Y tenemos, yo creo, una trayectoria bastante respetable. Esto es común a crecientemente un buen número de países en la región. Y, por lo tanto, para nosotros buscar el consenso internacional más grande posible para la acción colectiva, desde luego en el plano de Naciones Unidas, pero no exclusivamente en el plano de Naciones Unidas, es una cuestión que ya es parte de nuestro ADN.

 

Espero que seamos súper coherentes. Aquí yo quiero llamar la atención, y celebrar primero que dos Senadores de la oposición hayan aceptado una invitación de la Unión Europea para ir a La Haya y conversar con la gente que está funcionando en el Tribunal Penal Internacional.

 

Digo esto porque se da la paradoja de que Chile fue uno de los primero países en suscribirlo y todavía no hemos logrado oficializarlo. Nos hemos golpeado contra la pared innumerables veces, yo he ido no sé cuantas veces al Congreso para tratar de conseguir un acuerdo, para hacerlo aprobar. De hecho, en algún momento tuve en mis manos la firma de todos los Senadores de la Comisión de Relaciones Exteriores, transversal, para hacer esto, y después hubo una orden superior de sus partidos que les dijo que no, que esto era muy peligroso y no hemos logrado todavía el apoyo parlamentario. Es una buena señal que algunos senadores de oposición estén yendo a Europa a mirar esto, para que entiendan que si se quiere ser un ciudadano respetado por la comunidad internacional, es obligatorio avanzar en ese camino. La Convención sobre Desaparición Forzada de Personas tenemos que aprobarla, y también ahí tenemos problemas en el Congreso. El Convenio 169 de OIT, que sí lo aprobó el Congreso, debemos promulgarlo, etc.

 

Nosotros pensamos que este tipo de reglas comunes para tener una sociedad civilizada, humana, que respeta los derechos de todos, que no transgrede, que no excluye a nadie, que no discrimina, es un elemento central en un proceso de globalización que hasta ahora ha estado demasiado dominado por una sola dimensión, que es la dimensión comercial.

 

Objetivos del Milenio

 

Un aspecto en el cual hay pocas acciones concretas todavía -de nuevo, el gran pronunciamiento impecable, todo el mundo de acuerdo- se refiere a Los Objetivos del Milenio. En la práctica, el grado de avance o de cumplimiento de las metas es extremadamente heterogéneo, por decirlo de alguna manera elegante.

 

Y nosotros quisiéramos, con todas las modestias del caso, porque somos muy chicos, porque tenemos muy pocos recursos, ser instrumentos para ayudar a que prosperen ciertas iniciativas que focalicen la materialización de Metas del Milenio en términos más acotados y, por tanto, más controlables y donde se puede producir un avance más claro. Ahí hay una cosa inmediata, que fue lo que pasó en la FAO, la búsqueda de mil millones de dólares para reforzar el Programa Mundial de Alimentos. Nosotros estamos en eso más que disponibles, vamos a llevar el tema a la UNASUR y también al Grupo de Río, a todas las instancias regionales, para ver si somos capaces de armar, aunque sea un fondito entre nosotros, que sea un respaldo a esa iniciativa.

 

Después lo ideal sería que algunos países de nuestra región se fueran especializando en apoyos dirigidos a un objetivo explícito. Ahí por ejemplo la Presidenta Bachelet está embarcada a fondo en llevar adelante y lograr las Metas del Milenio número 4 y 5. Vean ustedes cómo la burocracia va imponiendo ya su terminología, qué cosa más fría y terrible que decirle a la gente "estamos comprometidos en las metas 4 y 5 del Milenio". Si yo fuera Senador, me contestarían: "Usted qué está haciendo aquí, señor, vuelva a su oficina, quédese ahí, no vuelva a hablar con nosotros". Bueno, resulta que las Metas 4 y 5 son para disminuir la mortalidad infantil materna en dos tercios y en tres cuartos, respectivamente para el año 2015. ¿Qué gobierno y qué países están tomando en serio esa meta y están dándole instrucciones a sus Ministerios de Salud, a sus Ministerios de Planificación o de Educación, para prevenir todo esto? Bueno, hay una red de líderes mundiales, a la cual fue invitada la Presidenta Bachelet, convocada por el Primer Ministro de Noruega. Nosotros estamos muy en serio y muy a fondo en eso.

 

En una iniciativa de Naciones Unidas, que se llama Alianza Para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño, estamos trabajando conjuntamente con Brasil, para que en septiembre próximo, cuando vendrá el Primer Ministro de Noruega a hacer un lanzamiento formal, regional de la Alianza, podamos tener una propuesta en metas medibles y en pie forzado para los Ministros sectoriales respectivos de cada país y poder mostrar, efectivamente, un cumplimiento en eso.

 

Equilibrio ecológico

 

Del tema de crecimiento sostenible podemos hablar muy largo. Pero, un par de ideas: De nuevo nosotros queremos llegar a una acción de cooperación concertada, ojalá de carácter global.

 

A partir del lunes próximo, vamos a tener un tema aquí en Santiago que es la 60ª reunión de la Comisión Ballenera Internacional. A algunos les puede parecer un tema exótico, pero la verdad es que tiene un sentido muy importante, desde el punto de vista de si somos capaces de llevar adelante acciones que permitan que predomine el sentido del equilibrio ecológico por encima del sentido puramente comercial. Porque es verdad que hay un país que le encanta la carne de este tipo de especie marino y que los consumidores tienen un apetito casi ilimitado para consumirlo y que, por lo tanto, es un muy buen negocio. Pero, nosotros en verdad vamos a decir muy claro, a lo mejor es un puro testimonio, que nos vamos a oponer a la captura de ballena con fines letales, que va de la mano con la adecuada conservación de estas especies y al manejo sustentable de estos mamíferos marinos. Es una manera de abordar un tema en que para la comunidad internacional ha estado un poco por ahí arriba.

 

Lo del cambio climático, que ya tiene nerviosa a mucha gente, también nos preocupa, porque lo está sufriendo cotidianamente en varias partes del planeta y el tema del equilibrio ecológico de las especies marinas y no sólo marinas está entrando en el norte de Europa y América del Norte y yo creo que ahora está entrando con mucha fuerza entre nosotros.

 

Importancia de la OEA

 

Y, por último, en estos temas multilaterales también quiero ser muy claro, porque están surgiendo iniciativas que pudieran entenderse como menoscabar el sistema interamericano que gira en torno a la OEA. Algunos quisieran entender como un intento por reemplazar la OEA cuando decimos que estamos por la integración latinoamericana y los organismos más adecuados que puedan hacer eso son los de nuestra subrregión.

 

Pero, nosotros creemos que la OEA, con todas sus deficiencias, que todos las conocemos, está cumpliendo una labor importante. Y el ejemplo más claro es la situación entre Ecuador y Colombia. Yo estuve en la Reunión de Grupo de Río y sé hasta dónde llegó la temperatura en ese conflicto. Ahí estuvimos al borde de que ese conflicto se convirtiera en un conflicto multinacional, al borde, pero al límite, pero lo que hizo el Grupo de Río, con un excelente liderazgo del Presidente Calderón de México y, no fue el único, el Presidente Dominicano, en fin, uno podría decir cómo fue posible llegar a detener esto y a llegar a una solución.

 

También habría que reconocer que la OEA, incluyendo, por cierto, a su Secretario General, que ha tenido un rol muy importante en el manejo de este conflicto, cumplió un papel por ahora insustituible.

A lo mejor, el día de mañana, se crea una mejor organización, pero nosotros valoramos su gestión. Lo quiero relevar porque seguro que va a haber una discusión, ya que viendo este Consejo Suramericano de Defensa algunos quisieran entender que UNASUR es un bloque, que el sur enfrenta al norte.

 

No hay enfoque más equivocado que ese, desde nuestro punto de vista. Es insensato pensar en un esquema de ese tiempo en el mundo globalizado que estamos hoy, en que todos debemos tener áreas de convergencia y cooperación entre todos y, por lo tanto, no hacer esquemas excluyentes.

 

Y, en ese sentido, para nosotros, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca es un instrumento útil. La OEA es un buen instrumento para discutir estos temas y entendemos que este Consejo Suramericano de Defensa va a ser un elemento complementario de todo aquello y no sustitutivo. Y a ese acuerdo hemos llegado con nuestro apreciado y estimado colega José Goñi con un enfoque que desde luego que comparte la Presidenta y en ese entendido que vamos a operar en esa dimensión. Ahora, que hay cosas específicas que vamos a hacer en el marco suramericano, no cabe duda; y no cabe duda también que lo vamos a hacer en el plano regional. Pero, esto no es una propuesta amenazante para nadie.


Contribución al Desarrollo

 

Por último, la segunda fase del desarrollo, que es un elemento central y si ustedes me preguntaran a mí, por lo menos un elemento que me gustaría ponerle mucha energía, es ese, lo he explicado anteriormente.

 

Nosotros estamos entrado a una fase muy compleja en América Latina, hemos recorrido la mitad del camino al desarrollo, tenemos que recorrer la segunda mitad. La segunda mitad es la más difícil de todas, porque descansa en un factor difícil que es aprovechar todos los talentos que un país tiene para ser más creativo, más innovador, para ponerle un sello propio al proceso de desarrollo productivo. Y en eso hay que se intransigente. Si no hacemos eso, nos vamos a quedar marcando el paso donde estemos, no cabe duda.

 

Nosotros hemos hecho un proyecto de estudio muy sistemático de los países que eran parecidos a los nuestros hace 30 años o 25 años, en distintas partes del mundo, para entender cómo fue que lograron recorrer la segunda mitad del camino exitosamente. Entre paréntesis, en ese mismo camino, hace treinta años los que llegaron a la meta son 7 u 8, los que no llegaron a la meta son 50, 60, 70 países, que se quedaron marcando el paso.

 

¿Dónde está la clave? Para simplificar al extremo las cosas: recursos humanos, capital humano. Del capital físico hay que pasar al capital humano. De la inversión en equipo, hay que pasar a la inversión en las personas. Es tan simple como eso. Pero es tan complicado como eso. Porque pasa por el tema de calidad de educación. Y nosotros en calidad de educación..., yo sé que me meto en la pata de los caballos, pero esto no es exclusivo en Chile, también de algunos países europeos y desarrollados, tenemos intereses corporativos en el mundo de la educación que son de lo más resistentes al cambio. A los colegios de profesores no les gusta a los profesores ser evaluados, no les gusta que hablemos de renovar radicalmente las escuelas de pedagogías, las universidades, sienten que se genera una especie de competencia... Ay, el que les diga que nosotros quisiéramos dar oportunidades de ser educadores a quienes no tienen el título de profesores, pero que son profesionales en otras profesiones y pueden ventilar realmente todo aquello. Hay una resistencia brutal. Nos hemos demorado 10 años en que se acepte el principio de evaluación de los profesores. O sea, ahí hay un área impresionantemente difícil.

 

Por eso nosotros decimos que hay que hacer un atajo, si la calidad de la educación va a aumentar lentamente, abramos las ventanas para que entre aire fresco en términos de acceso al conocimiento, en todos los otros niveles lo más rápido posible. Acceso a una economía del conocimiento, a una sociedad del conocimiento.

 

Eso significa que vamos a masificar las posibilidades de salida del chileno al extranjero. Básicamente, lo voy a exagerar en términos caricaturescos, hacer lo que quiera, siempre que lo que hagan sea creativo, siempre que lo que hagan significa que aprendan cosas nuevas y que en el minuto de volver a Chile implementen esas ideas nuevas.

 

A nuestros países les faltan muchas ideas nuevas en todos los planos. Somos demasiado repetitivos de lo que hemos hecho siempre. Somos demasiado verticales. Estos procesos ocurren más de abajo para arriba que de arriba para abajo. Y hay que dejar que florezcan 100 flores y mil flores y que cada persona sienta, ojalá, que tiene el talento y que el talento va a tener un espacio grande, mediano o pequeño para intentarlo, para desarrollarlo. Y si se equivocó, se pegó un costalazo y su idea fue un desastre, a esa persona hay que decirle "mira, tú no has fracasado, tú estás en un proceso de aprendizaje para ser un emprendedor, para iluminar esta sociedad con alguna idea. Te falló en la primera, te va a fallar en la segunda, a lo mejor en la tercera le vas a achuntar y, entonces, te vamos a acoger, te va a acoger tu barrio, la empresa o te va a acoger el país, si fuiste capaz de predecir cuáles son los salmones del siglo XXI".

 

Yo quiero llevar este tema a la UNASUR, queremos llevar este tema a todas las instancias de integración y decirles "entusiasmémonos juntos en esto". Este Fondo Bicentenario implica que vamos a gastar más de 200 millones de dólares al año para que los chilenos vayan para afuera, de cualquier condición social, nivel de ingreso o estado de evolución en su carrera profesional. Nosotros quisiéramos extenderlo como posibilidad a que los buenos centros de investigación, las buenas empresas que hay en Brasil, Argentina, Perú, Colombia, donde sea, acojan a estos chilenos, porque tenemos que aprender de ellos. ¡Quién ha dicho que un país se las sabe todas! Nosotros no sabemos ni la décima parte de lo que tenemos que saber. Para recorrer la otra mitad del camino todavía nos falta y tenemos que tener una actitud abierta, yo diría hasta humilde, de detectar dónde está la mejor gente, los mejores centros y tratar de aprender de ellos.

 

El flujo de conocimientos e ideas es la clave para ser exitosos en la globalización y yo pienso que ojalá empapemos a América Latina con esta iniciativa. Porque por lo menos para nosotros es casi una chifladura y vamos a estar insistiendo en esto majaderamente.

 

En resumen, si me piden sintetizar en dos grandes metas la política exterior de ahora al bicentenario, diría que son las siguientes: Una, contribuir a la integración regional, sin retórica, en lo más específico posible. Y segundo, que la política exterior de Chile contribuya al máximo al desarrollo nacional.

 

Y eso lo vamos a hacer buscando las oportunidades donde quiera que se encuentren, pero siempre reconociendo la realidad fundamental de que nadie podrá nunca cambiar, que es la geografía y, que por lo tanto, lo vamos a hacer desde nuestra identidad latinoamericana.