Sala de Prensa
Usted está en:  Portada
Domingo, 13 de julio de 2014 
Reportajes, El Mercurio
Felipe Bulnes, agente de Chile ante la demanda boliviana en La Haya: "Chile jamás ha consentido en darle competencia a la Corte para resolver lo que Bolivia persigue"
Comparte :

El abogado asegura que no se puede aceptar que se busque alterar lo "ya resuelto y gobernado por el Tratado de 1904" y que al Gobierno le corresponde no solo "hacer la mejor defensa jurídica, sino que también desplegar una diplomacia pública". Espera que la impugnación sea fallada en 2015.

Matías Bakit R.
Cuando el agente Felipe Bulnes llegó el viernes 4 de julio a París, ya conocía la decisión que anunció este lunes la Presidenta Michelle Bachelet. El abogado estuvo revisando los detalles del documento que impugna la competencia del Tribunal de La Haya para ver la demanda de Bolivia -que Chile presentará antes el 15 de julio-, hasta el domingo, cuando el canciller Heraldo Muñoz y el resto del equipo jurídico se le sumaron a esa tarea.
Tras el anuncio de la Mandataria, Bulnes permaneció en París hasta el jueves, lapso en el que sostuvo reuniones con representantes de Freshfields -la firma de abogados que contrató Chile- y los litigantes extranjeros que representarán al país en la Corte. El agente relata que en los vuelos que lo trajeron de vuelta a Santiago siguió revisando todos los detalles del documento, y en conversación con "El Mercurio", aborda las implicancias de la decisión del Gobierno y los futuros pasos del proceso.
-¿Cuándo la Presidenta le comunicó la decisión que tomó sobre la demanda boliviana en La Haya?
-Hace algún tiempo, pero más que consistir en un episodio específico, este fue un proceso permanente de diálogo, donde la Presidenta y el canciller Muñoz fueron informados por el equipo jurídico de los distintos análisis que se iban efectuando y las conclusiones que se iban obteniendo. Así, al momento de resolver, la Presidenta dispuso de todos los elementos técnicos involucrados, sin perjuicio de las consultas políticas que también fue realizando en conjunto con el canciller.
-Antes de que se tomara la decisión se barajaron dos opciones: impugnar la competencia de la Corte antes del 15 de julio o hacerlo después en la contramemoria. ¿Ambas tenían el mismo valor o una destacaba sobre otra?
-Como se deduce de la pregunta, había claridad que correspondía objetar la jurisdicción de la Corte, pues la demanda boliviana busca afectar lo ya resuelto por el Tratado de 1904. El tema técnico era resolver cuándo hacerlo. Y si bien en esto claramente la inclinación natural es tratar de presentarlas cuanto antes, no es un tema que se resuelva por las ganas. Había que analizar con mucho rigor y calma si estaban dadas las condiciones para poder presentarla como una objeción preliminar. Luego de un exhaustivo análisis, llegamos a la conclusión de que ello era posible.
-¿Puede suponerse que la opción elegida es la de mayor valor para el interés nacional?
-Obviamente que el criterio que inspira todas las decisiones de quienes estamos involucrados en esto es elegir la estrategia que mejor proteja los intereses del país.
-¿A qué responde esta decisión?
-No puedo entrar en demasiados detalles, pero la decisión se funda en que tenemos la convicción de que la demanda boliviana busca modificar lo ya resuelto y regulado por el Tratado de 1904, y que por lo tanto está excluida de la competencia de la Corte, pues el artículo VI del Pacto de Bogotá excluye expresamente demandas con tales objetivos. Por último, y tan importante como lo anterior, se optó por hacer valer esta incompetencia preliminarmente, porque creemos que la Corte no necesita tramitar todo el caso para llegar a la conclusión que la demanda está fuera de su jurisdicción.
-En su fuero íntimo, ¿cuál era la opción que más le agradaba?
-Me atraía mucho, como yo creo que a todos, la posibilidad de poder presentar la objeción preliminarmente, pero todos los involucrados tuvimos la disciplina de no dejarnos llevar por las ganas, sino por lo que tuviera verdadero sustento. Por eso fue un tema que analizamos con mucho cuidado, sin ansiedad ni apuro.
-¿Con esto se da una señal de que a Chile la demanda boliviana le parece inaceptable?
-Por supuesto que no nos gusta la demanda boliviana, ya que busca alterar lo pactado, afectar la intangibilidad de los tratados. Pero más que decir que nos parece inaceptable, lo que estamos diciendo es que esta demanda no puede ser conocida por la Corte, porque Chile jamás ha consentido en darle competencia a dicho tribunal para resolver lo que Bolivia persigue, esto es, alterar lo ya resuelto y gobernado por el Tratado de 1904.
-¿Siempre estuvo claro que en la demanda de Bolivia había elementos que aconsejaban la objeción?
-En cuanto a la objeción en sí misma, se nos hizo bastante evidente desde el principio que la demanda estaba fuera de la competencia de la Corte. Otra cosa fue el análisis técnico de determinar cuándo hacerla valer, si estaban dadas las condiciones para que la Corte pudiera acogerla preliminarmente. Y es nuestra convicción que tales condiciones concurren en este caso.
-En una entrevista usted quiso poner fin al debate que se había instalado sobre la decisión que tomaría el país. En ese debate se pronunciaron ex presidentes de la República, parlamentarios de todos los sectores, y ex cancilleres a favor de la opción que comunicó la Presidenta Bachelet, decisión que hoy goza de un alto respaldo. ¿Cree que ese debate contribuyó a eso?
-Como lo dije expresamente en esa entrevista, mi problema no era con que se adoptara una u otra decisión, ni tampoco con que se discutiera sobre el caso. Jamás he pretendido inhibir un debate obvio y necesario. Mi punto era que en una materia tan específica como resolver cuándo objetar la competencia de la Corte, donde hay muchos elementos técnicos involucrados, se confiara en la decisión final de la Presidenta, quien resolvería teniendo a la vista todos los antecedentes, muchos de los cuales no son públicos. Que no se buscara imponer o pautear una estrategia respecto de esto, que los consejos se mantuvieran en el ámbito privado en que se habían requerido, y mucho menos, que se transmitiera que la eventual decisión a adoptar estaba motivada por necesidades de nuestra política interna más que en un análisis razonado sobre el peso de nuestras razones. Creo que la entrevista contribuyó a recuperar ese espacio que era indispensable y para que prevaleciera el ambiente con que Chile tradicionalmente se ha conducido en estas disputas de carácter internacional.
-¿Cree usted que el país debería socializar su postura con el Consejo de Seguridad de la ONU o la comunidad internacional, tomando en cuenta que Bolivia intenta instalar la idea de que Chile cuestiona a la Corte y no que ejerce su derecho de prevenir que se intervenga en un tratado vigente?
-Como ha dicho el canciller y se está haciendo activamente, corresponde no solo hacer la mejor defensa jurídica, sino también desplegar una diplomacia pública. Se están haciendo distintos esfuerzos, todos ellos encaminados a demostrarle a la comunidad internacional que Chile ofrece a Bolivia un acceso al mar privilegiado, muy superior al que dispone la mayoría de los otros países mediterráneos; que la intangibilidad de los tratados es una pieza clave de nuestra política exterior y garantía fundamental para la paz entre los países; y que la demanda boliviana pone en riesgo la estabilidad de las fronteras y el valor de lo pactado, con todo lo que ello significa para la comunidad internacional.
-Chile siempre ha sido un país respetuoso de los tratados y así lo ha hecho saber a la comunidad internacional. Si se hubiese optado por impugnar en la contramemoria, varios meses después de presentada la demanda y en medio de una ofensiva comunicacional de Bolivia, ¿cómo se vería en la comunidad internacional este hecho, tomando en cuenta que se ha argumentado que Chile respeta siempre los tratados vigentes?
-Insisto, nunca estuvo en duda que Chile iba a impugnar la competencia de la Corte, dado lo que busca la demanda boliviana. Si se hacía preliminarmente o después, ese era otro tema, entregado más bien a consideraciones jurídicas y estratégicas.
-Entendiendo que la Corte no permite que los documentos que se le entregan sean públicos, ¿por qué no se ha hecho pública la esencia de los argumentos que sustentan la impugnación de Chile, para que los chilenos y la comunidad internacional sepan con claridad la postura del país?
-Hay una obligación de reserva que obviamente limita la información que se puede proporcionar. Pero la esencia de la objeción chilena resulta a todas luces evidente.
-Expertos han dicho que esta decisión conlleva cierto riesgo, debido a la tendencia de la Corte a preferir analizar el fondo de los casos. ¿Cuál es su opinión? ¿Cuál es el riesgo de perder una objeción preliminar?
-Como en toda opción, siempre hay riesgos, pero eso no es argumento suficiente para dejar de plantearse la alternativa. Si no, nunca se presentarían excepciones preliminares. De hecho, nuestra ponderación es que las buenas razones que existen para oponer las excepciones ahora, justifican plenamente la decisión.
-¿Qué características debe tener el documento que se le entregue a la Corte? ¿En qué etapa está ese trabajo?
-Completamente terminado. Se trata de un documento de mediana extensión, como lo son normalmente los escritos en que se presentan objeciones preliminares.
-¿Qué diferencias tiene el juicio que se inicia ahora con el que, por ejemplo, se llevó a cabo para la demanda peruana?
-Son casos poco comparables, ya que los temas planteados son muy distintos.
-¿Se tendrá que apresurar el nombramiento de un juez ad hoc? ¿Está elegido ya el nombre?
-Se viene trabajando hace bastante tiempo en esto y la decisión debiera darse a conocer relativamente pronto.
-¿Habrá nuevas adiciones al equipo? ¿Se ha evaluado nombrar coagente a la embajadora María Teresa Infante?
-El núcleo del equipo jurídico ya está conformado, lo cual no excluye la posibilidad siempre abierta de que se pudiera sumar alguien más. En cuanto a la embajadora Infante, ella está trabajando activamente en el caso, aportando todos sus conocimientos y experiencia, que son muy relevantes.
-¿Cómo continúa el trabajo del equipo jurídico y los abogados extranjeros?
-Seguimos concentrados en el esfuerzo en que estamos, empezando a pensar ya en los alegatos que vendrán, pero claramente tenemos que analizar lo que responda Bolivia en su momento.
-¿Cuáles son los próximos plazos?
-La Corte deberá fijar un plazo para que Bolivia conteste, que normalmente es de hasta cuatro meses, y luego se fijará la fecha para los alegatos. Esto puede demorar algún tiempo, pero en algún momento del año 2015 esperamos que las objeciones sean falladas por la Corte.
''Me atraía mucho, como yo creo que a todos, la posibilidad de poder presentar la objeción preliminarmente, pero todos los involucrados tuvimos la disciplina de no dejarnos llevar por las ganas, sino por lo que tuviera verdadero sustento".

''La intangibilidad de los tratados es una pieza clave de nuestra política exterior y garantía fundamental para la paz entre los países. La demanda boliviana pone en riesgo la estabilidad de las fronteras y el valor de lo pactado".