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Revista América Economía
Heraldo Muñoz, ministro de RR.EE. de Chile: "Una cosa e La Haya otro el comercio con Bolivia"
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Samuel Silva

EN UN MUNDO DE DARRERAS COMERCIALES los países pequeños, por eficientes y competitivos que sean, suelen salir perdiendo. Por eso Heraldo Muñoz el ministro chileno de RR.EE., es un partidario ferviente del multilateralismo comercial. Y de entidades como la OMC (Organización Mundial del Comercio). "La OMC", dice, "es el organismo que se necesita para que nos entendamos balanceadamente en materias comerciales y otros asuntos ligados al comercio". Por supuesto, no es ingenuo: "Es cierto que, muchas veces allí se ha impuesto el poder de los más fuertes, pero una adecuada articulación de los países más débiles debería servir para que nuestra voz se impusiera con mayor propiedad", plantea. Lo anterior es lo que lo motiva para impulsar un acercamiento entre los diversos bloques y alianzas regionales para que América pueda negociar con más fuerza en el concierto internacional. "Por ejemplo, para la Agenda para el Desarrollo Post 2015 de Naciones Unidas, África ya está unida a pesar de que son muchos más países, con niveles de desarrollo diferentes. Pero América Latina y el Caribe brillan por su ausencia", se lamenta.
ministro, Chile es miembro de la Alianza del Pacífico y miembro asociado del Mercosur, y Chile no es miembro pleno del Mercosur porque hacerlo le significaría subir sus aranceles a las importaciones; es decir retroceder en la búsqueda del libre comercio. ¿Qué quiere decir cuando habla de ser "puente" entre ambos grupos de países? Efectivamente, las diferencias arancelarias y de inserción internacional explican por qué Chile es miembro asociado del Mercosur y no integrante pleno. Nuestra membresía asociada se ha traducido en beneficios concretos, comerciales y de inversión para nosotros.Chile tiene un beneficio arancelario de un 100%; vale decir nuestros productos ingresan a cada uno de los países del Mercosur con arancel cero.

Contamos con una ubicación geográfica privilegiada, así como acuerdos comerciales en pleno funcionamiento con los países de Mercosur y el AsiaPacífico. Por ello creemos que podemos jugar un rol de "puente" entre las naciones de la costa atlántica y las del Pacífico, facilitando un mejor posicionamiento competitivo en los mercados asiáticos. Esta integración puede traducirse en nuevos proyectos de infraestructura portuaria, caminos pasos fronterizos, junto al despliegue de mayores servicios, lo que sería muy beneficioso para las economías de Chile y la región. Ésta es una postura pragmática y fundada en el interés nacional.

Los países de la Alianza del Pacífico tienen economías abiertas que buscan el libre comercio y el Mercosur pone trabas a las importaciones. ¿No es una quimera entonces querer integrar a ambos bloques? No es una quimera. Y no se trata de buscar una fusión de los dos bloques.

Eso sería irreal. Lo que se busca es la complementación, avanzar respetando las diferencias. Efectivamente, entre ambos bloques existen diferencias en concepciones de desarrollo interno y en la forma de inserción en la economía mundial. Y por ello hemos sostenido que es preciso procurar una "convergencia en la diversidad". Eso significa que ambos grupos de países pueden beneficiarse aunando esfuerzos puntuales en potenciar, por ejemplo, la infraestructura regional, la internacionalización de las Pymes, acuerdos energéticos, mejorando las comunicaciones, facilitando el libre tránsito. Cada uno de estos aspectos ayudaría a potenciar esos modelos económicos diversos, sin ponerlos en contradicción. De hecho, así se podría fortalecer la competitividad tanto de los países de la Alianza del Pacífico como del Mercosur, independientemente de las concepciones distintas de desarrollo.

¿Por qué no aceptar la diferencia profunda de los dos proyectos de integración subregional y simplemente mejorar los laxos comerciales lo más que se pueda? Efectivamente, creemos que hay que avanzar lo más posible, de manera gradual y pragmática. Junto a las diferencias comerciales, hay acuerdos.

El pragmatismo que proponemos tiene precedentes: tanto los países de la Alianza del Pacífico como los miembros del Mercosur, tienen acuerdos de libre comercio entre sí que se han venido construyendo en las últimas dos décadas. Al mismo tiempo, las inversiones chilenas en Brasil y Argentina son las más altas, no sólo de la región, sino de las colocaciones en todo el mundo.

En consecuencia, más allá del comercio, que siempre nos interesa profundizar, existe un conjunto de temas distintos al arancelario, en los que puede haber acuerdos que ayuden a Chile y a sus vecinos a aumentar la productividad para alcanzar un mejor posicionamiento en la economía mundial.

La idea de unir a ambos bloques pareciera entonces tener una intención más bien política. ¿Es así? La política exterior del gobierno de la presidenta Bachelet privilegia nuestros vínculos con América Latina y, en particular, con los vecinos de América del Sur. Es una decisión política converger en la diversidad. Ello apunta a tener las mejores relaciones políticas sociales y culturales con el entorno y al mismo tiempo, obtener beneficios económicos de ese mayor vínculo. Pero no es lo mismo la suma de acuerdos bilaterales que un entendimiento entre bloques, aunque sea en materias puntuales. Hay un valor agregado en la concertación más amplia. El mundo actual es un mundo de bloques. Negocian las regiones y, en consecuencia, un bloque regional sólido nos permitiría obtener ganancias políticas y económicas en la sociedad global.

Cuando hablamos de inte ¿¿ración en el vecindario regional ¦Solivia está más ausente que presente...

Nuestra intención es separar los temas económicos de la demanda de La Haya. Incluso, si es posible, mejorar las relaciones económicas con Bolivia.

La demanda ante La Haya fue en abril así que recién estamos evaluando el impacto que pudiera estar teniendo en las inversiones y el comercio. Aún no tenemos cifras, pero nosotros ya hemos notado el impacto en proyectos chilenos de ayuda y cooperación a Bolivia que están siendo detenidos. Nosotros el gobierno, en todo caso, no vamos a hacer nada para impedir el flujo de inversiones ni el comercio.

Bolivia arguye que la 110 salida al mar es una barreara muy concreta para que pueda ejercer su libre comercio.

No lo vemos así. El acceso de Bolivia al mar a través de nuestros puertos, por ejemplo, es importante. El flujo de productos bolivianos que entran por puertos chilenos aumentó 134% de 2012 a 2103 y el 80% de toda la carga de Arica es carga boliviana. Todo esto por el crecimiento de la economía boliviana y por el libre flujo con Chile. Por eso, hago hincapié en esto, nuestra disposición es colaborar lo más posible, dejando en La Haya lo que es de La Haya.

Pasando aun entorno más amplio. Chile está negociando el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP. ¿Cuál es su visión sobre la relevancia e impacto del TPP a mediano y largo plazo para el país? El TPP ha sido el resultado de las dificultades de la OMC para materializar los compromisos de la Ronda Doha. Para nosotros es prioritario el multilateralismo comercial. En su defecto, hemos aceptado avanzar negociaciones en el marco del TPP. En este ámbito no tenemos problemas con la apertura comercial, con el acceso a mercados. Nuestra preocupación radica en otros temas, de alta sensibilidad: los compromisos propuestos en propiedad intelectual, las normas sobre control de internet, las normas laborales, algunas exigencias sobre inversión extranjera y la certificación que se estaría exigiendo para la entrada en vigencia del TPP.

Seguiremos negociando, pero velando por los intereses nacionales.

Siguiendo con el TPP, entendemos que Chile está proponiendo agregar una cláusula que le permita mantener alguna soberanía en términos de flujos de capital, ¿Cree que una cláusula de este tipo será aceptada? ¿Si no fuera así el país firmaría iguail el tratado? Nuestro estándar está fijado en el TLC con los Estados Unidos, donde se salvaguardan las atribuciones del Banco Central.En condiciones de crisis financiera, le permite hacer efectivo el encaje bancario por un período razonable.

En términos generales los intentos recientes de liberalización comercial a nivel global en que se ha empeñado la OMC no han sido exitosos. ¿Cuál es la posición de Chile en este tema y con qué otros países se alinea? La OMC es el organismo que se necesita para que nos entendamos balanceadamente en materias comerciales y otros asuntos ligados al comercio tales como inversiones, compras gubernamentales, etc. En esta instancia los países pequeños pueden hacer valer con mayor propiedad sus derechos y apelar a tribunales cuando se producen controversias. Es cierto que muchas veces allí se ha impuesto el poder de los más fuertes, pero una adecuada articulación de los países más débiles debería servir para que nuestra voz se impusiera con mayor propiedad. ¦ OMC: Frente al poder de los más fuertes, la alianza de los más pequeños.

Chile apuesta a jugar un rol de "puente" entre las naciones de la costa atlántica y las del Pacífico facilitando un mejor posicionamiento competitivo en los mercados asiáticos.